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Beata Maria de la Concepción Barrecheguren García, laica
fecha de inscripción en el santoral: 13 de mayo
n.: 1905 - †: 1927 - país: España
otras formas del nombre: Conchita Barrecheguren
canonización: B: Francisco 6 may 2023
hagiografía: Web de la beatificación
Elogio: En Granada, España, beata Maria de la Concepción Barrecheguren García, joven laica que, a pesar de su precaria salud, supo cultivar las virtudes cristianas de manera heroica, y desde niña mostró una ejemplar vida de devoción y fe.

Maria de la Concepción Barrecheguren García nace en Granada el 27 de Noviembre del año 1905. Su padre, Francisco Barrecheguren Montagut, es de Lérida y desciende de una familia vasco-catalana. Su madre, Concepción García Calvo, es granadina.

Conchita fue bautizada en la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Granada el 8 de Diciembre de 1905. Era la fiesta de la Inmaculada. La niña recibirá con las aguas bautismales, el nombre de la Virgen: Maria de la Concepción del Perpetuo Socorro.

La vida de Conchita fue breve. No llegó a cumplir veintidós años -más exactamente, veintiún años, cinco meses y dieciséis días-. Pese a ello, fue tiempo más que suficiente, para hacerse y construirse como mujer -como mujer cristiana-, y para desarrollar sus cualidades. Supo utilizar su tiempo y vivirlo intensamente.

Al regreso de un viaje a Lisieux (Octubre 1926), una leve ronquera es el anuncio de la tuberculosis. Poco a poco, la enfermedad mina la frágil naturaleza de Conchita y los médicos aconsejan que se le traslade al Carmen que tiene la familia Barrecheguren junto a los bosques de la Alhambra. Se confía en que los aires frescos y puros, que allí llegan con más facilidad desde la Sierra Nevada, puedan frenar el avance de la enfermedad y ayudar a la respiración de la enferma.

A la dureza de la enfermedad, se añade la dificultad del tratamiento. La tuberculosis es poco conocida para la medicina de entonces. Por eso, prácticamente, sólo cabe aliviar las molestias que causa. El desarrollo de la enfermedad de Conchita, y de los sufrimientos que la acompañan, provocan la admiración de quienes la conocieron. Un asombro que surge no tanto de contemplar el dolor mismo, sino del modo en que Conchita sabe sacar fuerzas de flaqueza, para hacerle frente. Ahí se hizo constatable la maravilla de su calidad humana y de la seguridad de su fe. La fe de Conchita sabe descubrir que los planes de Dios no son los suyos, que tiene que aceptar que su vida, y su modo de seguir a Jesucristo y de estar en la Iglesia, es el laical. Un estado no inferior al religioso o clerical. Al contrario, el estado común de los bautizados y el mismo que vivió el Señor Jesús.

Conchita es un fruto de la Iglesia y, sin la iglesia, sería imposible hablar de ella. Hoy, su recuerdo sirve para manifestar la vitalidad eclesial. En ella se dan dos elementos ampliamente reforzados por el Concilio Vaticano II: la importancia de los laicos en la vida de la Iglesia y su participación, por el Bautismo, en el sacerdocio de Cristo (cf. LG 10).

La sencillez de Conchita y su ser cristiana del montón, es un testimonio actual. Ella aparece como una parábola de Evangelio, para quien quiera intuir otras posibilidades de vida y felicidad. Su fe inquebrantable y su fidelidad, no dejan de sorprender.

Lo extraordinario de Conchita es su vida ordinaria y común; pero, además, hay dos cosas específicamente singulares en ella y que le hicieron llamar la atención de quienes la conocieron: Su modo de aceptar y afrontar la cruz y su alejamiento del mundo y de todo lo que pudiera distraerla de su proceso de crecimiento espiritual. Eso, ciertamente, no pasó desapercibido.

Murió el 13 de Mayo de 1927. No buscó, ni vivió cosas llamativas. Simplemente fue cristiana. Con su fe, respondió a las dificultades cotidianas y a los desafíos que se le presentaban. Quienes la conocieron, supieron estimarla y  pensaron que estaban ante una persona especial, extraordinaria y santa. Para todos era evidente su fe. Su persona fue como una presencia que, discreta y débil, se echa en falta cuando, de forma inesperada, desaparece. Eso ocurrió con ella. Los amigos y conocidos de Conchita, descubren, poco a poco un atractivo que, hasta entonces, les había pasado desapercibido. Ella tenía algo que les empieza a servir de referencia. Sus pocas palabras y su modo de afrontar la vida, se convierten en un estímulo. Nunca nadie -ni Conchita, ni sus padres, ni sus amigos-, pudieron pensar que la fragilidad y debilidad de aquella niña iba a despertar tanta admiración e interés después de su muerte. Se trata de una notoriedad que no decae, al contrario. La gente sigue recordándola y admirándola. La muerte de Conchita puso en marcha un revuelo que se extiende con inusitada rapidez. Por toda Granada se habla de Conchita, mucha gente empieza a pedir fotos y pronto aparecen sus escritos, que comienzan a leerse, primero en un círculo cercano y, después, son publicados.

La Causa de Beatificación y Canonización de Conchita, se inicia el 21 de Septiembre de 1938, introducida por el Cardenal Parrado, Arzobispo de Granada, y se clausura, en su fase diocesana, el 7 de Noviembre de 1945. El 9 de Febrero de 1956, el Papa Pio XII aprobó el juicio sobre sus escritos y declaró que en ellos no existe cosa alguna que sea obstáculo, para proseguir su proceso de Beatificación y Canonización.

En 1977, desde Roma, se pide que se realice un proceso supletorio diocesano sobre Conchita, para completar el que ya se había hecho entre 1938 y 1945. En esta ocasión comparecen ante el tribunal veintitrés testigos, que completan -más de cincuenta años después de la muerte Conchita-, los datos que se tenían de ella y aseguran cómo su fama de santidad se mantiene a pesar del transcurso de los años. Este proceso se clausura, un año después, en 1979, y el 24 de Abril de 1992, se expide el Decreto de validez de los Procesos Ordinario y Supletorio, y lo firma el Cardenal Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.

Desde el 29 de Noviembre del año 2007 las reliquias de Conchita se encuentran, junto a las de su padre, en el Santuario de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro de Granada.

Texto extraído del sitio dedicado a la beata y a su padre, en proceso de beatificación, allí mismo pueden leerse algunos de los escritos de la beata.

 

fuente: Web de la beatificación
accedido 538 veces
ingreso o última modificación relevante: 9-5-2023
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