Gracias Abel por las tres respuestas últimas.
Me queda la duda , respecto a la sangre del Cordero y su paralelismo con la sangre del cordero, de si has entendido mi perplejidad al pensar que el cordero sufre lo justo porque interesa su sangre, no su
dolor, mientras que el Cordero acompaña a su sangre, inexplicablente, dolor y tortura.

Quizás no termino de entender tu consternación. Me da toda la impresión de que mezclas planos y textos: la sangre en sí misma, como argumento teológico, sólo es importante en Carta a los hebreos; allí ni siquiera aparece propiamente mencionado el cordero, sino los animales de sacrificio en general (carnero, machos cabríos, novillo, toro, vaca). Y no se menciona el dolor y las torturas de Cristo, es una contemplación completamente ritual de la muerte de Jesús.
El cordero, como símbolo teológico, aparece en la tradición joánica, de dos maneras distintas, en Juan, que parece remitir a la figura del siervo sufriente ("como cordero llevado al matadero", que no habla de sacrificio, sino de la comparación entre la serenidad y el destino que le espera), y en el Apocalipsis (que remotamente tiene relación con la tradición joánica) que habla del cordero en relación a su muerte, pero no es posible establecer si habla de muerte sacrificial o no, porque no lo dice, sólo le interesa la cuestión del cordero como muerto-vivo (el cordero degollado).
Luego en los sinópticos aparece la sangre, pero no como sangre sacrificial, sino con el par "carne" (mi carne - mi sangre) como hendíadis de "toda mi persona".
Es verdad que la teología posterior, guiándose por la elaboración teológica de Heb entendió que cada vez que se mencionaba la sangre había que entenderla sacrificialmente, pero si tú haces una pregunta que se remite al plano histórico, como es por qué Jesús sufrió dolor y tortura además de derramar la sangre, dolor y torturas que conoces de otras fuentes y en otras perspectivas que Carta a los hebreos, entonces no puedes adoptar exclusivamente la perspectiva de Heb.

Jesús fue muerto bajo Poncio Pilato, como fue muerto violentamente, sufrió dolor y torturas. Eso es todo lo que hubieras visto de haber estado allí (es lo que constata el Credo). Ahí hay que poner un punto.

Ahora vienen todas las perspectivas de esa muerte, perspectivas riquísimas, empapadas de revelación, fuente de esperanza para nosotros, pero que no podemos confundir nunca con el plano del hecho que todos vieron y era lo que se podía ver. Así que al texto que te hable de la sangre sacrificial, pregúntale por el sacrificio, al que te hable del siervo manso, pregúntale por la violencia y las torturas, pero no le preguntes a uno lo que te explica el otro, porque no te va a responder.